diario terminal de un aeropuerto

13 mayo, 2009

dedos

…esos ojos, se comen el aire que respiro y llevan el temblor desde la habitación hasta la calle; ahora las aceras son trincheras y los coches abúlicos destellos que anegan como insectos la autopista, corren sobre las sombras de cientos de nubes intermitentes y un par de semáforos más allá de mi casa pintan violáceos rostros dentro de los bloques de cemento, oscuros como voces de soledad proyectadas desde el cielo de la noche…


…esos ojos, aterrizan como rayos de sol en mi retina y secan de un susurro mi garganta; ahora mis manos borran el dédalo de vaho que exuda el cristal de la ventana y el tiempo recorre mi cuerpo como un viento huracanado que agita con violencia las hojas de un calendario; mis pensamientos recorren la ciudad desde tu barrio hasta el puerto e inundan mi cabeza con el salitre y la humedad de los barcos…


…esos ojos…cuando despierten los míos se dormirán como lluvia que toma tierra en el mar, no verán más allá…



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14 abril, 2009

abril

…en esos días idénticos a nubes, las pupilas se me agarran a tus fotos como el hesitar a los huesos de un suicida, por las yemas de los dedos se desvanece el humo verde de mis ojos e imagino que otra ciudad vive ahí afuera, distinta de ese montón de ceniza donde agonizan las pavesas de hormigón que disparan las aceras…


…en esos días oscuros como noches en los que tu piel se atrinchera en mi retina, esquivo los rincones en los que se marchitan mis flores, hago inventario de la inquina que aceda mis venas, maldigo a las sombras que diluyen el techo y tiro piedras de papel contra el cielo de cartón que yace muerto sobre el suelo…


…en esos días áridos como la cubierta de un portaviones, reviso los cajones donde me escondías tus besos, me acribilla el ruido de los coches, oigo cienes de voces que llenan de tiniebla mi cabeza, lanzo un cable a tierra por el que trepo como por una enredadera, mis labios pierden los pulsos contra los brazos de viento…


.…estos días sólo escucho niebla en las canciones y mi corazón miente cuando aprieta los dientes.


ó

29 marzo, 2009

huele la lluvia

…me invade su aroma como niebla que atraviesa la piel y rezuma por el quicio de las venas; afuera miles de agujas húmedas rasgan las últimas hojas del invierno y son ginebra en la garganta de las cárcavas que agonizan abrazadas a los márgenes del río, allí el agua desciende con la velocidad de los pensamientos que se fugan a través de mi retina y hunden sus garras afiladas entre piedras y guijarros apilados en forma de orilla; en el horizonte se desvanece la sombra de las nubes, se inmolan contra las montañas que salvaguardan a estas calles frías de la bruma impía que atormenta ciudades y revelan un rocío cristalino, abrupto como un aullido de la noche; disuelve sobre el asfalto y bajo su brillo transparente los esputos de cientos de carburadores…

…pero en este instante, cuando huele la lluvia al sudor seco de la tierra y me invade como el resplandor de luna que transforma la carcoma del armario en adornos del firmamento y a la pálida moqueta del suelo en su nítido reflejo, los pájaros gritan más que los coches y siento los gélidos suspiros del sueño lamiéndome la cerviz; dibujan un lienzo virgen y ávido de la miel que supuran mis manos cuando se aferran a su rostro, acarician ese torso con cicatrices veladas por un tacto aterciopelado que da color a mis ojos y duerme entre las grietas de soledad de las sábanas, donde cientos de mariposas agitan sus alas como pañuelos de seda que trae el viento para guardar las lágrimas del cielo…

….y afuera, el humo negro de las chimeneas despoja de oscuridad a la madrugada mientras un par de estelas blancas desvelan la distancia entre mi cama y su almohada, las luces de neón son arena que se mezcla dentro de un reloj con los sollozos de mis maletas y huele la lluvia a la extenuación de febrero, a billetes de avión y a terminal de aeropuerto…al dolor de la hierba que apresan las baldosas por las que caminan mis días, pasto de las llamas y el galope de un caballo herrado para poder hollar la estepa…corre por las aceras llevándose las horas bajo la claridad intermitente que se clava en las pupilas como esquirlas en la carne viva de una herida …

…mientras huele la lluvia y espero al alba, me invade el perfume que desprenden los cabellos que ahora peinan mis dedos, tiernos y lentos…y así quizás no corra el tiempo…
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